Criar seres libres
«... Pero estas sociedades de DOMINACIÓN de unos hombres sobre otros no hubieran sido posibles si a la vez la forma de criar y educar a los niños no los hubiera preparado -desde el mismo momento del nacimiento- para eso: para ser amos o esclavos…».
«… El dominio del hombre sobre la mujer es pues inseparable del dominio de los padres sobre sus hijos, y del dominio general de unos seres humanos sobre otros. Todas las formas de poder son en el fondo lo mismo. Sólo dominando el hombre sobre la mujer, secuestrando su sexualidad y el poder sobre el fruto de su vientre, podía perpetuarse la dominación de una generación a otra, y de unas castas sobre otras…»
«… Las mujeres nos creemos «liberadas» al acceder al mercado laboral. Hemos cambiado la noción de lucha de clases, por las cuotas de sexos, pero el problema sigue siendo el mismo…¿Cómo podemos no darnos cuenta de que el trabajo asalariado de hoy es la nueva forma -aparentemente «rica» y tecnologizada- que asume el trabajo de los siervos de la gleba feudales, o de los esclavos romanos?…»
«… La dominación comienza, se produce y se re-produce no allí afuera, en el lugar de la política y la «lucha de clases», sino en el seno de cada familia, en cada habitación, en la vida íntima y privada donde se REPRIME al ser humano cuando más vulnerable es y se le «entrena» para la dominación social. Los primeros «dominadores» somos los padres…»
«… Es por eso: porque la verdadera «liberación» de la mujer sería o podría ser la liberación de la especie humana. Porque es desde el deseo maternal, desde el poderío de la mujer que no se deja arrebatar sus derechos en el parto y en la lactancia, desde la mujer conectada con su criatura que late con ella al unisono, que le provee de calor, cariño, calostro, protección, defensa… desde la satisfacción de las necesidades emocionales de los niños pequeños, desde la conexión con nuestras vísceras y con la naturaleza, desde donde se empieza a criar seres libres (y viceversa)…».
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