Resolución de conflictos. Aprender a convivir.

Dos personas enfrentadas entre s� con cara de enfado y actitud agresiva

Los conflictos son inherentes a la convivencia entre las personas. Siempre que hay una contraposición de intereses (y todos tenemos intereses propios que se contraponen a los de los demás), hay conflicto.

La forma de tratar los conflictos en nuestra vida diaria condiciona no sólo nuestro bienestar emocional, sino también la resolución eficaz y efectiva de los mismos, es decir, que una vez tratado el conflicto de manera correcta, éste no se mantenga oculto o enquistado y reaparezca nuevamente con el tiempo con mayor virulencia.

En los últimos años, los expertos en resolución de conflictos han descubierto que existen fórmulas de tratamiento de los conflictos que pueden favorecer su resolución eficaz. Y que los conflictos, en muchas ocasiones, se producen porque las partes implicadas sólo ven su propio interés en el asunto de que se trate, sin escuchar los intereses de la otra parte, o presuponiendo en la otra parte una intencionalidad que no existe realmente.

La mediación es, en estos casos, una solución muy efectiva, dado que la figura del mediador, que no juzga a ninguna de las partes, ayuda a que éstas se escuchen, a que manifiesten qué es lo que les ha hecho sentirse mal en el comportamiento de la otra parte, y qué necesitarían para reparar, de alguna forma, el daño que se ha producido en la habitual escalada del conflicto (agresiones verbales, físicas, hacer el vacío, etc.).

Cuando una de las partes en conflicto se «inhibe» (no actúa), el conflicto puede parecer que no existe. Sin embargo, está ahí, «oculto», y puede surgir en cualquier momento, o se pueden utilizar técnicas menos directas para agredir a la otra parte, manteniendo el anonimato, hablando mal del otro, haciendo que quede mal de alguna manera, y que su dignidad o imagen queden dañadas.

Otra forma de actuar es la agresión directa: como no tengo recursos o argumentos para defender mi postura en el conflicto, llevo a cabo cualquier tipo de agresión (física, verbal, psicológica) contra el otro.

Ante una agresión, normalmente, la otra parte suele reaccionar agrediendo a su vez, lo que conlleva una escalada en la violencia del conflicto, convirtiéndolo en algo bastante más difícil de solucionar.

La solución creativa de los conflictos pasa por conocer su tipología, y proveerse de herramientas y técnicas que nos «protejan» para evitar que éstos crezcan o se enquisten. Para todo esto, suele ser bastante interesante mantener el control emocional, porque la respuesta primaria basada en las emociones suele quedarse precisamente en una de las dos posturas básicas: inhibición o agresión.

Todas estas cuestiones adquieren una especial relevancia en el entorno escolar, dado que en él se está educando a los futuros ciudadanos a enfrentarse a los conflictos de alguna de las maneras anteriores. Y a veces, los adultos, que deberíamos saber mejor que nadie cómo hacerlo, no tenemos ni la información, ni la formación, ni los recursos para educar a l@s niñ@s y jóvenes al respecto.

La gradación de la respuesta es también importante: la actuación que se lleve a cabo debe ser proporcionada a la gravedad del problema. Ante un «conflicto leve», una reacción desproporcionada ofrece a la parte que agrede precisamente lo que quiere encontrar: notoriedad, visibilidad… en definitiva, demostrar que ha hecho daño, que tiene poder de influencia.

Por eso la mediación parte de la base de la confidencialidad. Ambas partes salvaguardan su dignidad en la resolución del conflicto, porque no se da publicidad ni a éste, ni al acuerdo alcanzado.

Los siguientes materiales nos pueden ayudar a conocer algo más sobre los conflictos, y cómo enfrentarnos a ellos de manera eficaz. Esperamos que os sean útiles, y que nos enviéis vuestras opiniones al respecto…

1 comentario en «Resolución de conflictos. Aprender a convivir.»

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